Monday, October 1, 2012

Día 8.4: CAMPAMENTO 1

Después de comer nos sentamos unos minutos en las rocas, con los pies en el agua a charlar con los guías y demás excursionisstas. Terminamos de limpiarnos un poco y refrescarnos por última vez antes de emprender la marcha otra vez.

Empezamos todos juntos, subiendo una colina más hasta que llegamos a una zona donde la selva no era tan espesa, habían árboles con lianas y el chico Inglés se empeñó en hacer de Tarzán. Estábamos todos mirando como el chaval hacía el idiota, cuando el guía llamó a uno de los holandeses y le señaló la entrepierna. Todos miramos y vimos que tenía el pantalón manchado de sangre.

Al pobre le entró el pánico cuando el guía le dijo que era una sanguijuela y sin pensárselo dos veces se quitó el pantalón, y los calzoncillos. Allí estaba....justo en la ingle. Que suerte tuvo de que la sanguijuela se hubiera cansado de escalar tan pronto. La verdad es que era asquerosa, gorda y negra como si hubiera estado horas succionando al pobre holandés y no tuviera pensado parar nunca.

El guía se la arrancó con las manos y stuvo jugando con ella un rato. Al momento caí en la cuenta de que nosotros también podríamos tener alguna. Todos nos desnudamos y efectivamente, 4 de nosotros tenían alguna. La mía en el muslo...la pillé de camino, todavía no estaba hinchada de sangre.

Seguimos caminando y en vista de que esta gente no se iba a callar nunca, decidimos intentar seguir a Jhonson una vez más. Esta vez no nos costó tanto. O nos estábamos acostumbrando o él estaba mas cansado.

Al cabo de unas 4 horas de caminar sin parar bajamos la última colina. Allí encontramos una cascada y el campamento ya preparado por otros dos hombres que habían llegado navengando por el río.

Habían preparado la cocina, recogido algo de leña y herbido algo de agua del río para rellenar nuestras botellas.

Yo no pude esperar más, me quite la ropa y me fuí a dar un baño en el río y la cascada. Que bién sienta eso después de infinitas horas de caminar por el barro entre las hojas cortantes de algunas plantas y ser perseguido por orangutanes locos.

Después del baño, cuando ya habían llegado todos, cenamos arroz frito con verduras que habían recogido de la selva y de postre unas galletas que crecían por allí cerca....o que alguno había traido desde el pueblo.


Más tarde nos fuimos a la supuesta tienda, encendimos un fuego y jugamos a cartas al estilo Indo. uno de los guías nos enseñó algunos juegos bastante divertidos. Yo me acosté el primero, bajo mi trozo de tienda habían ramas o raices y piedras que se podían notar perfectamente ( es como dormir directamente en el suelo, sólo hay un fino plástico para aislarte de la humedad ). Pensé que no podría dormir así, pero con el cansancio que tenía....caí rendido en unos minutos.



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